Ahora que las autoridades parecen estar a punto de definir el futuro inmediato del aeropuerto Huesca-Pirineos, el Aeroclub Nimbus, último representante de la actividad, ahora centenaria, que dio origen al mismo pocos años antes de la Guerra Civil, considera necesario realizar algunas consideraciones:

El análisis de la situación es largo y complejo. Cuando en 2001 se tomó la decisión de ampliar las instalaciones del entonces aeródromo de Monflorite, transformándolo en el aeropuerto de Huesca para permitir la llegada de vuelos de aviones de pasajeros, los hasta entonces únicos usuarios intentaron que se valorase y preservase la actividad que en él se realizaba. Esto se consiguió –en parte- cuando el 12 de diciembre de 2001, las Cortes de Aragón acuerdan lo siguiente “Las Cortes de Aragón instan al Gobierno de Aragón para que se dirija al Gobierno Central en relación a la prevista inversión en el aeródromo de Monflorite, para que ésta se lleva a término garantizando en todo caso las actuales actividades en materia de formación y prácticas de vuelo sin motor se vean mejoradas y potenciadas”.

El resultado final de aquella solicitud fue que el Ministerio de Fomento valoró la importancia del legado cultural que suponía para la ciudad una actividad en la que fue pionera y por ello asumió la necesidad de modificar el Plan Director de la nueva infraestructura de manera que se recogiese la garantía de la permanencia y desarrollo del vuelo sin motor. Aquello supuso un aumento del presupuesto de unos 18 millones de euros, pero a pesar de ello no se tomaron en cuenta las consideraciones de los expertos en la materia y, como consecuencia de ello, hoy contamos con una infraestructura que ya no es válida para la actividad original y tampoco parece tener el uso que con la ampliación se pretendía.

Desgraciadamente, AENA, responsable del diseño y de la construcción del aeropuerto de Huesca, no cumplió con el encargo del Estado que recogía ese Plan Director, construyendo unas instalaciones en las que, la práctica del vuelo sin motor se enfrentaba a todo tipo de dificultades y limitaciones. Tras distintos accidentes e incidentes y continuas denuncias de los usuarios, en 2009, el Ministerio de Fomento a través de la máxima autoridad nacional en seguridad, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, elabora un informe técnico en el que se concluye que en el aeropuerto de Huesca, EL VUELO SIN MOTOR NO ES COMPATIBLE CON CUALQUIER OTRO USO QUE PUDIESE TENER. Los técnicos que realizaron aquel informe reconocen que no se ha cumplido la normativa de obstáculos, que las dos pistas (principal y deportiva) están excesivamente próximas, que los espacios que se destinan al vuelo sin motor (principalmente las dimensiones de la pista deportiva) no cumplen con lo dispuesto en un Real Decreto que se encontraba en vigor y que existe un cruce de pistas “intrínsecamente peligroso”. Aquel informe concluye recomendando en aras de la seguridad de ambas actividades el traslado del vuelo sin motor a otro lugar.

Con posterioridad a aquel informe, que implicó una suspensión cautelar de la actividad ordenada por la dirección del aeropuerto, se emitió un segundo informe en el que se autorizaba la actividad siempre y cuando se garantizase que no habría interferencias temporales. Dicha pretensión es poco realista y demuestra un total desconocimiento de la realidad de las operaciones de vuelo sin motor, aviones que por definición, al no disponer de motor no tienen posibilidad de planificar con precisión o retrasar de forma organizada los aterrizajes, esperando a que los aviones comerciales hayan desalojado la pista deportiva que deben cruzar siempre para acceder desde la plataforma a la pista principal y viceversa, uno de los errores flagrantes en el diseño del Aeropuerto. La solución adoptada fue simple: En lugar de resolver ninguna de las deficiencias relacionadas en aquel informe técnico se optó por prohibir la actividad deportiva en el Aeropuerto siempre que existan vuelos comerciales, lo que obviamente supone el fin del vuelo sin motor en Huesca cuando exista una mínima actividad comercial.

Las autoridades que deben ahora dar salida a la infraestructura construida deben analizar el informe técnico emitido por AESA para darse cuenta de que destinar el actual aeropuerto al vuelo sin motor no será posible sin acometer nuevas inversiones. Estas inversiones consistirían en eliminar elementos que si bien son obstáculos para el vuelo sin motor son imprescindibles y obligatorios para cualquier otro uso que se le pudiese dar. Es decir, para garantizar la seguridad del vuelo sin motor recuperando las dimensiones legales y existentes hasta que se acometieron las obras sería necesario modificar sensiblemente el actual aeropuerto y con ello dilapidar una inversión de más de 60 millones de euros, lo que es impensable en cualquier escenario económico. Según se deduce del informe de AESA, la solución técnica solo puede pasar por desclasificar como pista de vuelo una de las dos pistas construidas, pero además, si se decidiese optar por mantener la pista de nueva construcción se tendría que asumir la convivencia en una misma pista de pequeños aparatos de vuelo sin motor que despegan remolcados tras un avión ligero (lo que ocasiona movimiento de peatones en la pista de aterrizaje) con cualquier otra actividad del aeropuerto ya sea de aviones ligeros o de pasajeros, circunstancia que acogiéndose –esta vez sí- a la normativa vigente, actualmente impide la dirección del aeropuerto en contra de lo dispuesto por el actual secretario de estado de Transportes (Isaías Tabóas) hace escasos meses.
La alternativa debe ser forzosamente racional. La recomendación de los técnicos del Ministerio de Fomento en la misma dirección es evidente y más económica que cualquier nueva inversión en Huesca-Pirineos, además, la propia AENA ya había decidido realizarla según manifestó en su día el secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras (Victor Morlán) y la anterior ministra de Fomento: soportar la inversión de una nueva infraestructura, exclusivamente deportiva, con una inversión mínima e infinitamente inferior a lo que requeriría la adecuación del Aeropuerto de Huesca e incluso muy inferior a los costes de mantenimiento del aeropuerto de Huesca de un solo año. Existe ya un proyecto realista y sostenible en las proximidades de Bolea, para el que la Diputación Provincial de Huesca ya ha ofrecido los terrenos necesarios, con un presupuesto austero y que goza de la autorización previa de los ministerios de Defensa y Fomento. Solamente está a la espera de la luz verde de las partes implicadas, muy especialmente AENA. Es la solución definitiva para no acabar con la existencia del vuelo sin motor en Huesca, ni condicionar el desarrollo futuro del Aeropuerto de Huesca Pirineos, una infraestructura que tarde o temprano tendrá que destinarse a la actividad para la que fue realmente creada: el vuelo comercial.

Luis Ferreira Escartín

Presidente Comisión Técnica Nacional de Vuelo a Vela (Real Federación Aeronáutica Española)




José Antonio Lorente Aznar

Presidente Aeroclub Nimbus de Vuelo a Vela

Agosto 2011