En la segunda mitad de los años 20, en los albores de lo que posteriormente sería la Escuela de Vuelo sin Motor de Monflorite, hacen sus primeros vuelos un grupo de oscenses. Se constituyen con el nombre de “Huesca Aero Club” y vuelan en cinco localizaciones distintas, todas ellas en los alrededores de la ciudad: Loreto, Castejón, Alerre, las Canteras, …y Alcalá del Obispo/Monflorite.

Aparte de ello los socios del aeroclub animados por su presidente y bajo la dirección del “artista-ebanista” Paco Arnal –el mismo que talló la puerta del edificio del Casino- construyeron en un taller de la ciudad un planeador de tipo “Espenlaub”, del nombre del diseñador alemán, al que bautizaron “Osca”.
En atención a tales esfuerzos el Ejército del Aire vuelve a enviar el siguiente año a Huesca a los mismos profesores con un objetivo concreto: Se trataba de que los pilotos elementales del aeroclub obtuvieran los títulos “B” y “C” y al propio tiempo superar la marca de Kunneth, que estaba situada en 16 minutos y 30 segundos.

Los éxitos obtenidos fueron poco a poco calando en la ciudad y en 1934 el Huesca Aeroclub contaba ya con 40 socios. De ellos, 8 pilotos “A”, 6 “B” y 3 “C”. Volaban tres planeadores, un Anfänger, un CYPA, …y el “Osca”. Aquel año, el Huesca Aeroclub patrocinó la “I Semana nacional de Vuelo sin Motor”. La mayor permanencia en el aire la consiguió el piloto “Bruno” con un vuelo de 1 hora y 37’ y 350 metros de altura máxima. Le siguió otro vuelo de José María Bescós con un vuelo de 40 minutos. Ambos vuelos les sirvieron para conseguir sus títulos “C” de vuelo sumando entotal diez horas de vuelo.
En 1935, el Huesca Aeroclub terminó el año con 130 socios de los cuales 40 eran asiduos practicantes los días festivos. Por entonces la consecución de los títulos se lograba sin profesor. Los pilotos “C” instruían a los “B” y estos a los “A”. Aunque los resultados técnicos no fueron trascendentales, si lo fue el haber superado los planeadores elementales. En España (en Huesca) ya se volaba a vela, es decir, se había pasado de los simples vuelos planeados a los largos vuelos con ganancia de altura usando las ascendencias con aparatos “veleros” más evolucionados.

Como resumen de lo acontecido hasta entonces se aprecia que tanto en Alemania como en España el origen y el interés en el desarrollo del vuelo sin motor es fruto de la iniciativa de unos grupos de entusiastas que aparecen en distintos puntos del país sin conexión entre ellos. En Alemania se agrupan en torno a las propias universidades mientras que en España son simples aficionados con un apoyo técnico por parte del propio Estado que les da una cobertura oficial y técnica muy básica.
Es obvio suponer que la contienda civil dio al traste con una actividad que todavía estaba en sus inicios. En Huesca, el “Osca” quedó arrinconado en un almacén de la ciudad y el Huesca Aeroclub pasó a la historia.